2 de diciembre de 2010

Muda.


Me quedé muda un instante. 

Y ese instante se convirtió en algo más que miles de decenas de segundos donde el tiempo transcurría a cámara lenta. El agua caía lentamente dibujando trazos sobre mi rostro, impasible, mientras mis botas se encharcaban de agua cada vez más y más, haciendo que mi ropa resultara más pesada de lo normal. Y con la mirada fijada en ningún punto y a la vez observando todo a mi alrededor, cogí aire en silencio.
  
Fue tan sólo un ínfimo y pequeño momento en el que escuchaba mi respiración, acompañada perfectamente de los látidos de mi corazón. Todo en una armonía asombrosa y sencilla. Como si naciera sólo para escuchar aquel simple sonido. 
 
Llovía sin tregua y todo el mundo huía sin mirar atrás. Yo no lo hice, no pude hacerlo. Mis pies no se movieron, esperando algo que nunca llegó. Esperando a vivir, esperando algo más.


Me quedé muda un instante y el mundo se calló conmigo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Para escuchar mientras lees ;)

http://www.youtube.com/watch?v=NQYfiXbcH1c

Sabela Eiriz dijo...

Y como supongo que ya estamos deformados profesionalmente para siempre y como lo has contado tan bien... No pude evitar verte, muda, con la ciudad moviéndose en silencio a tu alrededor... Con nuestra querida ciudad de la lluvia...

Muy bien, Alba, muy muy bien! :)