4 de enero de 2011

Acariciarla despacio.

En su letargo no quiso despertar. 

Negándose a que nada no fuera real, a qué todo a su alrededor no fuese producto de aquella locura transitoria que lo invadía. Se propuso a sí mismo abrir los ojos lentamente, saboreando la claridad, esperando que sus ojos dejaran de lagrimear, para así ver aquel verde cristalino proyectado en el mismísimo infinito.
Y en aquel instante, cuándo todo estuvo al fin en calma, cuando el mismo silencio se quedó callado, supo que ella estaría bien. Dejó de apretar ambos pies y los relajó bajo la comodidad de la fría sábana. Sonrió. De manera abierta. Mientras pasaban los segundos, los minutos, las horas. Recordó aquel suspiro. Pensó en aquella boca. En aquel  preciso e intenso momento que había estado en su mente desde hacía tanto tiempo, deseando tenerla en su lecho y acariciarla despacio.  

1 comentario:

B dijo...

¿Cómo puedes escribir cosas de tanta belleza? ♥