23 de marzo de 2011

Fotografías fijas.


Una vez le preguntaron a Lewis Hine, un fotógrafo de guerra, por qué había elegido esa profesión. Él contestó que si pudiese contar con palabras todo lo que veía, no necesitaría cargar todo el día con una cámara de fotos. Que ciertos momentos de belleza, de desolación, de horror y de heroísmo, estaban más allá de las palabras. Es difícil no creer en algo así. Existen cosas que exceden a los hechos, que se encuentran ocultas bajo una capa del alma, arropados por un manto de sentimientos. Cosas como seguir vivos, sentimientos como el amor y el compromiso o sensaciones como volver a abrazar a un amigo. Quizá por eso nuestra vida se compone de imágenes, momentos congelados en el tiempo para siempre, de decisiones que cambian sin remedio el curso de las cosas. De fotografías fijas guardadas en la memoria, que nos recuerdan cada segundo lo hermoso que es vivir.